La Nueva Rural

Nombre: La Nueva Rural
Tipo: Antro, cueva, escondite.
Estilo: Minutas (a veces tan rápido que las llaman segundas)
Dirección: Bartolomé Mitre 1317, Capital Federal, Buenos Aires
Teléfono: 4381-7655 (pidan por teléfono y retiren, es ideal)

Evaluación
 

Cocina: Muy Buena

Ambientación: Pocilga, difícil encontrar lugar para sentarse.

Atención: Te despachan en 2 minutos
 

Precio: Económico tirando a marginal

La cruda realidad del dólar bleu y los precios que ya no nos dan respiro, donde comer en Mc Donald's llega a valores similares a Palermo Vintage del año pasado, son suficientes motivos como para buscar buenos lugares para comer o trabajar para almorzar en microcentro y llegar a casa con una miseria de sueldo restante.

En épocas de crisis les traigo paz, amor y espeSÁNGUCHES! LES TRAIGO SÁNGUCHES BARATOS!

Empecemos por los términos y condiciones, porque me parece fundamental que lean esto antes de ir a comprar: El lugar es una pocilga, una ratonera, un antro, una barra en forma de U con más rayas de culos que paraguas, más insectos que el Museo de Ciencias Naturales de La Plata y la colonización de bacterias digna de una marea de enfermedades. 

Algo así como la cocina del 90% de los restaurantes de microcentro y aledaños. Sí. Si esperabas que te mienta, andá cerrando la página, pero casi todas las cocinas de los restaurantecitos baratos del centro de la Ciudad de Buenos Aires son ratoneras dignas de que las ratas se enfermen comiendo. 

Entonces, si todavía no te moriste, mi recomendación es que, vos y todo tu sistema inmune poderoso vayan a comer a La Nueva Rural.

Esta cueva donde Batman se sentiría a gusto con la sobre población de roedores fue durante años el antro de convergencia para mis amigos y, el que suscribe, a la hora de comer en el centro. Básicamente porque hacen los sánguches más hermosos de la zona.

No sólo hay ladrones en el Congreso, a unas pocas cuadras tenés la posibilidad de comprar por la módica suma de $18 (al día de hoy, 13 de Mayo del 2013) medio sánguche de unos 23/25 centímetros de largo, tan poderoso que fácilmente podríamos usarlo como ladrillo hueco del ocho en una construcción. El de jamón y queso, con huevo, en este símil pan árabe, es una de las mejores cosas que te puede pasar en la vida, si tomás en cuenta que el valor es similar a un mugriento pancho en cualquier kioskito de mala muerte.

Lo ideal es ir en pareja, con ese compañero de trabajo fanático de la comida y los placeres griegos y romanos, porque el tamaño de las porciones de todo lo que venden ahí supera las expectativas. Ya sabiendo lo grande que son te los cortan por la mitad, como podés apreciar en la foto. ¿Por qué?

Porque también tienen un sánguche de roast beef con lechuga, tomate y huevo que te trae reminiscencias a los domingos de resaca con el sobrante del asado de la noche anterior. No es resaca si no comés esa carne fría tomando Coca Cola sin gas porque algún irresponsable te la dejó abierta la noche anterior. Acá te venden esta símil post-resaca por el mismo precio ($18). Si comprás los dos, te los parten por la mitad y te los llevás a una plaza junto con tu amiguito de emociones culinarias. Ahí hacen un swinger de comida y, si lograron robarse un sobrecito de ketchup o mayonesa de alguna hamburguesería, sólo hará falta abrir una gaseosa (o mejor una cervecita) y almorzar como Dios manda: con furia.

Además de sánguches tienen ñoquis, fideos con estofado, arroz con pollo, tartas, milanesas, hamburguesas y cualquier tapón arterial disponible en una carta típica de bodegón. Si con esto no te morís, te mandan a recuperar Las Malvinas con una espadita para picada y un revolver con balas de carozos de aceituna. 

Sean felices comiendo que por ahora es lo único que se consigue por poca plata.

 

El Guerrillero Culinario