miércoles, 18 de agosto de 2010

Albamonte - Los domingos en familia

Nombre: Albamonte
Tipo: Bodegón, Restaurante
Estilo: Estilo Bodegón de barrio
Dirección: Av. Corrientes 6735, Capital Federal
Teléfono: 4553-2400 o 4554-4486

Evaluación

Cocina: Muy Buena
Ambientación: Buena
Atención: Muy Buena
Precio: Medio

Ideal para: Familias, amigos


Este bodegón lo conocí gracias a un amigo fanático del buen comer (o de comer mucho, da igual) en una de nuestras charlas sobre lugares para ir a disfrutar de pastas. Yo decía que Pierino era lo más, y era lo más, ahora ya cambió. Albamonte en ese sentido sigue siendo lo mismo que era hace ya 7 años, cuando fui por primera vez. Este es un restaurante que uno lo visita 2 o 3 veces al año durante mucho tiempo y pareciera que no cambiaran ni las etiquetas de las gaseosas.

Fui muchas veces a Albamonte ya que se adaptaba a la perfección a los gustos de mi viejo: almorzar el domingo comiendo hasta reventar comida casera, sencilla, de buen sabor, en familia (como los Benvenuto). Admito que volví nuevamente después de más de 3 años ya que festejamos ahí el último cumpleaños de mi viejo y un mes después se fue. Capaz por ese motivo no volví y decidí pasearme por muchos lugares desconocidos. Mal. Muy mal.

Albamonte es un restaurante tan clásico que no tienen problemas teniendo una marquesina gigante que les tapa el nombre (de hecho no se lee Albamonte desde la vereda sino desde la mano contraria). Los vidrios cubiertos por las cortinas y una decoración que poco atrae a la nueva tanda de comensales. El salón está sacado del “manual del bodegón de barrio”, distribución y decoración que tranquilamente se puede hacer copy&paste de bodegón a bodegón sin encontrar las siete diferencias.

La definición de panera de barrio la tienen acá, con su variedad clásica de pan francés, pan negro de restaurante (el pan negro que todos compramos en la panadería) y figacita de manteca; perdidos por ahí había algunas tostaditas. Básico y eficaz.

De entrada nos pedimos unas rabas (todos se piden rabas!), porción abundante de estos aros de calamar perfectamente cocidos, crocantes y con el empanado completo en toda la circunferencia. No soy amante de las frituras, pero estas rabas estaban fenomenales. Capaz les falta idear una forma de entregar el limón ya exprimido porque resulta un incordio estar apretando las rodajas.

Por otro lado pedimos también una tortilla de alcauciles, muy rica, muy sabrosa y bien doradita. Capaz no es un plato típico pero no veo lo extraño de no encontrarla en otros lugares, más allá de la obviedad, el precio del alcaucil. Ahí es donde coincide la mentalidad del dueño con la mía: Usar productos de temporada. Ese concepto lo viví en un bar (Ocho7Ocho) al que fui por lo menos unas 50 veces, donde hacen el Bellini con durazno fresco en primavera y verano. El resto del año, tomá lo que haya. Hay que dejar de consumir arándanos en Julio, como si fuera sano vivir alimentándose de productos congelados que pierden textura, sabor para pasar a ser nada más que bolitas de naranjú violetas.

Probé muchas salsas entre las cuales se destaca la putanesca (bien salada y fuerte), el salteado de ajo y oliva y el jugo (o pomodoro o tuco). Acá va la foto de los fideos caseros con tuco, porción para compartir, en su punto justo. Parecieran pesados por tener un espesor grueso pero son muy fáciles de comer.

Por otro lado hay muchos especiales. No hay que dejar de probar la cazuela de conejo o chivito, la que haya en el momento, que es muy buena. El que aparece en la foto, porción de cerdo al verdeo con papas, era muy rico pero también así bien grasos. Al entrar a este restaurante uno no puede pretender comer como en La Esquina de las Flores pero, a veces, el aceite está tan presente que me pregunto: ¿Era necesario tanto?

Postres hay varios. Pedirse tiramisú nos llevará de vuelta a la famosa receta que todo el mundo hace y sale bien, por ende mejor es pedirse algo nuevo, como la manzana caramelizada, simple, rica y bajativa.

Si cumplís años te traen un postre típico del lugar, un merengue secado al horno con una forma poco atractiva que nada tiene que ver con su sabor. Le ponen una velita en la punta y un toque de dulce de leche, por si no está dulce. Opcional: pedirlo con crema.

Ya, llegando a nuestro hogar, es bueno tener un par de hierbas, especialmente carqueja, boldo y manzanilla, hacerse un tecito de un sabor extremadamente amargo, a tal punto que el Fernet parecerá un terrón de azúcar. Tomarse la infusión y dormir una siesta. Y así disfrutamos de un restaurante sin pretensiones con una gastronomía buena a precios que son adecuados siempre y cuando la mesa sea multitudinaria y se compartan los platos. Fin del domingo.

De paso le dedico este post a mi viejo, sibarita y bon vivant.

Mi receta: sorrentinos de conejo con salsa de hongos silvestres




El Guerrillero Culinario

2 comentarios:

jimmy07 dijo...

La atención y la comida sin reparos: buena y abundante. El problema surgió a la hora de abonar la factura con tarjeta de débito. Normalmente firmo mis compras con débito con una inicial, lo hago desde siempre y jamás tuve problemas simplemente porque los pagos con ese medio son como de contado. Según el cajero la firma no coincidía con la de mi documento y no me devolvían ni la tarjeta ni el DNI. Muy mal momento en un lugar que hoy, Domingo, estaba repleto y con gente esperando. Para mí fue debut y despedida; no sólo no voy a volver sino que mis comentarios no van a ser demasiado auspiciosos entre mis amigos y/o familiares.

jimmy07 dijo...

La atención y la comida sin reparos: buena y abundante. El problema surgió a la hora de abonar la factura con tarjeta de débito. Normalmente firmo mis compras con débito con una inicial, lo hago desde siempre y jamás tuve problemas simplemente porque los pagos con ese medio son como de contado. Según el cajero la firma no coincidía con la de mi documento y no me devolvían ni la tarjeta ni el DNI. Muy mal momento en un lugar que hoy, Domingo, estaba repleto y con gente esperando. Para mí fue debut y despedida; no sólo no voy a volver sino que mis comentarios no van a ser demasiado auspiciosos entre mis amigos y/o familiares.