martes, 28 de julio de 2009

Cilantro - Copas y Orientales a precios acotados

Nombre: Cilantro

Tipo: Bar, Bistró

Estilo: Sudeste Asiático, Cocina de Autor, Coctelería

Dirección: Tomás de Anchorena 1122, Capital Federal.

Teléfono: 4966-2941

Evaluación

Cocina:
Excelente

Ambientación: Buena

Atención: Excelente

Precio: Medio

Ideal: Grupos de Amigos y Parejas.


Llegamos de rebote porque teníamos pensado ir a Sarkís, pero como de costumbre había un mínimo de media hora de espera. Este nuevo Cilantro no tiene nada que ver con el anterior (era cocina fusión latinoamericana).

Es un restaurante o un bar, o mejor dicho, es ambos. Por fuera el frente de un PH y por dentro una decoración minimalista con aires a Musée National d'art Moderne demuestra que el lugar condice con la carta, la que tiene desde Sushi hasta Pasta, pasando por platos un poco thai, un poco de autor.
El local estaba lleno, sin embargo nos atendieron con la mejor cara y predisposición. La carta es algo para modificar en este lugar, primero por la forma, tablón del tamaño del diario La Nación que sólo puede leer en su escritorio el gerente de una multinacional y por otro lado, el nombre “Pasta” para una sección de la carta no está bien asociado a platos de comida Thai, por más el ingrediente principal sea pasta porque uno tiende a asociarlo con un plato de fideos italiano.

Una opción piola fue la carta de tragos, con variantes más que interesantes, lo que lleva a que el comensal se alcoholice tan rápido como pueda. Antes de continuar con el resto de la crítica, les recomiendo que vayan a este lugar con ganas de ir a tomar algo y probar cositas, pedir entraditas, compartir un buen momento.

Los tragos sorprenden por su sabor redondo en la boca, o será que estoy mal acostumbrado a probar tragos de mala calidad. Pedimos un Mojito Japonés (limón, yerba buena, melón), muy buen trago, pero lo hubiese hecho con lima para darle un tome más asiático, aunque el melón le siente muy bien. El segundo fue una Caipirinha Asiática (con ananá y lemongrass) muy buena, súper suave. El tercero, que aparece en la foto solo, es Fusión de Melón (tequila, licor de melón, jugo de pomelo y jugo de ananá) fue el más rico, súper dulce, mucha personalidad, pero en vaso más chico que los demás.

La Panera (una adaptación de la costumbre argentina a la asiática) fue doblemente buena. Primero porque tenía para picar unos panes con una mayonesa especiada y unos picles de repollo picante (algo que era mejor aclararlo previamente porque no había llegado la bebida y ya tenía fuego en la boca), y segundo, porque se terminó y nos trajeron otra, sin chistar, pero con unas papitas fritas estilo pringles y ambas salsas. Para arrancar nos trajeron una pequeña bebida que reivindicaba que lo rico viene siempre en frasco chico, la cual no estaba en la carta, pero igualmente dejaron las puertas abiertas para aceptar la elaboración como trago. Fresca, alimonada, poca graduación alcohólica, ideal para día de playa.

De entrada nos pedimos un Viet-nem, rolls similares a las empanaditas chinas pero de hoja de arróz, con sabor a carne bastante intenso, y una salsa agridulce de ciruela rica. Vale la pena probarlos. Eso sí, demoraron bastante, pero nos vinieron a avisar sobre ello. La espera se hizo más amena mientras escuchábamos a una banda de cantante, pianista y guitarrista haciendo un poco de Jazz y Bossa. Este show no decía que se cobraba en la puerta, pero cuando vino en la cuenta y costaba 7 pesos, uno desiste de cualquier reclamo al hacer la comparación con la entrada al cine con descuento que cuesta el doble.

Pedimos dos platos, uno fue el recomendado por uno de los mozos (brasilero que vive en Palomar, macanudisimo) realmente era muy sabroso, se llamaba Yam-Yam y era un salteado de fideos con panceta y pollo, poco picante pero muy sabroso. A esta altura Caro dijo lo siguiente: “Me doy cuenta cuando un lugar hace buena cocina porque le ponen ingredientes que no me gustan pero bien combinados el plato me parece riquísimo”, hablando de la especia llamada cilantro (tan de moda en el bolsillo del caballero y la cartera de la dama), una hierba visualmente parecida al perejil, de sabor perfumado (parecido a colonia de baño) y muy intenso, fresca y aromática. Esto es cierto, el plato era sabroso, tenía un dejo fresco pero no era como algunos platos de Bereber o de Green Bamboo que, por respetar los sabores tradicionales, se saturan todos los sentidos por excederse con una sola hierba.

El segundo plato se llamaba Chang mai y era otro salteado de fideos con pollo al curry verde pero picante, el cual lo encargamos no tan picante porque en la carta decía que era muy picante y terminó siendo suavecito, no obstante, es mejor probarlo la primer vez más liviano. La textura de los fideos estaba muy buena y combinaba bien con el curry verde, y el sabor suave a coco le quedaba fenomenal. Aunque fue una buena elección capaz sería mejor combinar uno de estos platos con algún otro plato diferente porque resultaron un tanto redundantes entre sí por lo parecidos y por ser ambos pastas.

De postre nos recomendaron enérgicamente el brownie pero decidimos probar otro, la tarta de manzana con helado, que resultó rica pero sin ninguna diferencia a la clásica stroisel de manzana que se hace en la mayoría de los restaurantes porteños. Al mismo tiempo hacía su decimoquinta aparición el mozo pero esta vez para servirnos un pequeño traguito digestivo (o es lo que queríamos usar de excusa a esta altura), cortesía de la casa.


Actualización

Un altra volta, volvimos a visitar el lugar con una nueva selección de platos, aunque repetimos el de fideos salteados con curry que ya viene sin picante, esta vez Caro se pidió un sandwich de Roastbeef hecho en un pan casero estilo campo, con rico sabor mantecoso, mucho relleno, al punto que se caía del sandwich. Para mi gusto a la carne le faltaba un poquito de cocción, aunque ese corte se coma así rosado tirando a rojizo. Venía con unas papas con el corte de frítas pero doradas al horno, muy buenas.

Por el otro lado, estaba el plato Pesca del día, que en este caso era un salmón rosado grillado, bien cocido pero con el interior húmedo, con unas papas al horno y bañadas en una salsita similar a la teriyaki, estaba muy bueno, aunque fue el plato menos abundante de todos los que probamos.
Un detalle para remarcar es que se cayó uno de los tragos (de vuelta optamos por la ronda de 3 tragos a muy buen precio) y volvieron con el mismo a reemplazarlo, al mismo tiempo que limpieaban y secaban todo rápido, con una eficiencia similar a la de una clínica privada.
Como fue ya varias veces, la atención, perfecta.


Mi receta del Guacamole





El Guerrillero Culinario

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