martes, 2 de noviembre de 2010

Enfundá la Mandolina - Uno de los tres mosqueteros

Nombre: Enfundá la Mandolina
Tipo: Restaurante
Estilo: Porteña
Dirección: Salguero 1440
Teléfono: 4822-4479

Evaluación

Cocina: Buena
Ambientación: Muy Buena
Atención: Buena
Precio: Económico/Medio

Ideal para: Reuniones de amigos, Principiantes sin un paladar formado

A casi nadie se le ocurriría perder tiempo en la cocina en presentar una milanesa de cuadrada o nalga con puré de papas para sorprender al cliente. Enfundá la Mandolina es uno de los tres restaurantes, junto con Olivas i Lustres y Dale perejil al Toro, que se diferencia del resto de la oferta gastronómica porteña por jugar con las presentaciones ofreciendo platos tan simples como una milanesa o un locro.

Como dijo un amigo: “de la muerte, los cuernos y los franelita no se salva nadie”. Siempre me gustaron los restaurantes que están lejos de Palermo y Las Cañitas (tenemos un acuerdo tácito con mi novia de NO ir a comer a Las Cañitas porque los franelitas se adueñaron del lugar). Nunca me costó conseguir lugar para dejar el auto sobre la calle Salguero a la hora de ir a este restaurante. Por suerte todavía hay restaurantes fuera del polo gastronómico en el que el alquiler cuesta el doble, la competencia abunda y la calidad va en picada.

El restaurante tiene una onda especial. Es cierto que hace rato se instaló la idea de decorar con cualquier objeto, primero en restaurantes y después en el hogar, pero la idea del ambiente está bien lograda, al menos es el que más me gusta de los 3 restaurantes.

Si uno intenta catalogar el lugar según la carta, sería un bodegón de barrio, donde los platos típicos son milanesa con fritas, pechuga de pollo, empanadas, etc. Si bien hay un par de platos como salteado de verduras, la carta nos lleva directamente a la gastronomía típica de barrio, a lo que la mayoría termina comiendo en el horario de almuerzo.

La diferencia está en la forma de presentar la comida. No son precursores de la cocina molecular ni de Ferran Adrià, pero el uso de la imaginación para presentar platos en formatos diferentes les da un puntito adicional.

De repente te sirven un trago de cortesía en un frasco de vidrio pequeño de los que se usan para mermeladas y ya te vas imaginando como viene la mano. El hecho es variar los envases, las decoraciones, y hasta las cocciones de los ingredientes con el objetivo de ofrecer algo distinto.

Respecto a platos probamos desde milanesa hasta salteado, pasando por empanadas y demás comidas típicas de hogar de soltero (léase milanesa con puré, pata y mulso con papas fritas, empandas varias), en tamaños más adecuados como para no salir rodando, como suele pasar en las fondas de barrio.

Siendo un lugar que ofrece una gastronomía común, es una buena opción para ir a probar platos que podemos comer en casa pero con ese touch distinto; ideal para esas personas sin paladar (como mi cuñado) que relinchan cada vez que hay que ir a comer a un Asiático o un Bistró  porque "no tengo nada para comer ahí" que tampoco se quieren quedar afuera de la salida foodie-friendly con los amigos.

La atención es similar a acertar un números de la lotería, a veces tardan, a veces no, puede que estén cerca de tu mesa con la mirada en la nuca esperando que les pidas algo o desaparecer de la faz de la tierra.

Mi receta de unas Milanesas al Chimichurri





El Guerrillero Culinario

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