domingo, 28 de noviembre de 2010

Buller Pub - Un buen comienzo cervecero

Nombre: Buller Pub
Tipo: Bar, Pub
Estilo: Cervezas, Picadas, Norteamericana
Dirección: Paraguay 428, Capital Federal
Teléfono: 4313-0287

Evaluación
Cocina: Regular/Muy Buena
Ambientación: Buena
Atención: Muy Buena
Precio: Medio

Ideal Para: Amigos, muchos amigos.

Sentado frente a la computadora y tratando de ser frío y calculador reflexiono por qué estoy escribiendo esto. ¿Es un lugar en el que haya comido como los dioses? No ¿Es un lugar donde haya estado del todo cómodo con el ambiente? Tampoco. Entonces, ¿qué nos lleva a sentirnos felices cuando vamos a comer?

Sin duda disfrutar de la gastronomía y tomar como un hecho de felicidad un evento culinario no tiene que ver en lo más mínimo con la comida, y mucho menos con el sabor. ¿Alguna vez se pusieron a pensar si lo que yo pruebo y sabe salado y considero que es salado ustedes lo sienten de la misma forma? ¿Y si lo sintieran ácido, o dulce, pero ambos supiéramos que a ese sabor se lo llama salado? ¿Cambiaría algo? Sí, ya sé, los pensamientos filosóficos los tengo que dejar de lado un día de semana.

Pero no. Me niego. Porque todo tiene una explicación.

Cuando uno recuerda una comida especial y tiene la posibilidad de probar de nuevo esa comida aunque sea en otro contexto, es probable que le sienta el mismo sabor. Nuestra mente se trasladaría a ese instante, entonces estaríamos consumiendo un momento, una situación, un recuerdo.

Si bien los brasileros lograron poner todo en una sola palabra (Saudade), nosotros los argentinos tenemos mucho de esto: somos objetos del recuerdo y la melancolía, del pasado que nos condena a ser felices repitiendo lo que vivimos aunque sepamos que sería imposible volver a vivirlo… O no.

19hs y Buller estallaba de gente. El ambiente no refleja a un Pub por un par de motivos, hay mucha luz y muchas mesas y sillas. El lugar es super ruidoso, como uno esperaría (de hecho si fuera silencioso no me sentiría cómodo) y la musicalización era un tanto dispar de ser la ideal.

La comida no nos pareció el fuerte del lugar (ya me lo imaginaba) pero alcanzó para llenar un poco el estómago aunque una buena cerveza puede ser un alimento en sí mismo. Pedimos las alitas barbacoa que estaban demasiado picantes para ser barbacoa, unos aros de cebolla y unas papas fritas que tranquilamente reprobaban el examen.

Sin embargo estaba ansioso. Un bagage de recuerdos frescos que corrían por las capas de mi piel me hacía rogar encontrarme con un pasado. Ahí estaba, ansioso esperando probar una buena cerveza que no sea el fermento de arroz partido tercermundista que nos venden a 9 pesos el litro en los supermercados. ¿Había ido ahí a tomar cerveza o estaba esperando revivir las pocas (siempre son pocas) noches en los bares londinenses?

Para arrancar pedimos un Sampler así probaba todas las cervezas (tiene 6 variedades) y podía decidir con qué atacaba al hígado primero. El Sampler consta de vasos con la forma de una pinta (simpáticas mini pintitas) de 100cc cada una. Lejos es una buena idea tener esa degustación porque el precio es apenas más caro que una pinta y te da la posibilidad de probar varios sabores. Ordenadas con buen criterio de menor a mayor según intensidad de sabores comenzó la degustación que paso a describir desde un paladar lleno de recuerdos:

Light Lager: Una cerveza suave, con un buen toque amargo similar a una Warsteiner, me gustó, aunque no era la cerveza por la que iba a este lugar.

Hefeweizen: Una cerveza suave de trigo que me hizo recordar mucho a la Erdinger tirada en Alemania. Esta es una cerveza apta para el amante del buen beber que quiere mantener sus sabores tradicionales, pero probar una variante más delicada.

Honey Beer: Mi humilde opinión es que no me gustó ni un poco, lo que no quiere decir que sea fea. La miel sirvió para levantar la graduación alcohólica pero (al menos para mi paladar) no sentí mucho más que eso. Me hizo recordar a la Amsterdam Navigator.

Oktoberfest: Fue la primer vez que probaba una Oktoberfest argentina y me pareció buena, aunque no soy tan amante de las cervezas tranquilas. En mi caso, siendo amante de los amargos, prefiero cervezas más intensas, pero hace un buen honor a la variedad.

Y para el final las dos que me gustaron mucho.

Dry Stout: Negra, ni densa ni ligera, con una corona de espuma cremosa, con este toque de avellana. No podés dejar de probarla. ¡No! Es una Guinness servida en pleno Londres. Si tan solo te pusieran de fondo a Foals, Broken Bells o General Fiasco y cerraras los ojos para tomarla percibirías esa magia que tiene un bar repleto de británicos a las 8pm.

India Pale Ale: Con un poco más de sabor a levadura sería una Charles Wells Bombardier. Sólo para paladares que buscan cervezas con onda. Si la Quilmes es el equivalente al vino Toro Viejo y la Stella es el equivalente al Benjamin Nieto, esta Inda Pale Ale es la hermana de un D.V. Catena Zapata. Hacé la prueba, date una vuelta, pedite una y después me contás.

A veces veo los programas de cocineros trotamundos que dan la vuelta al mundo viviendo momentos que, de una forma muy efímera, intento absorver como si fuera una forma de viaje trascendental, una forma de preparar la imaginación en el hipotético caso de viajar o, al menos, sentir que uno estuvo más cerca de esa experiencia, aunque sea desde el living de la casa.

Pero cuando uno tuvo la posibilidad de vivir ciertos momentos de felicidad, aunque esa felicidad sea tan espontánea que no la puedas percibir por completo en el momento y, al darte cuenta ese momento ya se fue, encontrarte en un bar de microcentro tomando una cerveza con un amigo y revivir esos recuerdos, es lo que te hace sentir privilegiado. Porque ¿qué somos si no más que un pendrive de momentos memorables que nos sacan una sonrisa de entre todo ese mar de preocupaciones y quilombos que tenemos?

Nosotros, haciendo cerveza artesanal




El Guerrillero Culinario






2 comentarios:

Ana O'Reilly dijo...

Ay si! Buller, cuantos recuerdos!

D-Wine dijo...

Para mi la IPA es la mejor lograda de todas...