Vayas a donde vayas hay chinos. Colón, un pichi. Navegantes ingleses, novatos. Los chinos
son los verdaderos conquistadores.
Por más recóndito y perdido que esté el
país, siempre vas a encontrar un barrio chino, supermercados chinos y deliverys
chinos. En algunas ciudades pasan más desapercibidos pero en otras
tienen un barrio, muy bien delimitado. De estos barrios chinos hay sólo un par
que aparecen entre los must del recorrido turístico.
Estés en el Candem Market, la City o el Soho, seguro te vas a cruzar puestos de comida al paso que te entregan la cajita rectangular de
aluminio con el pollo con almendras, el chaw fan o los fideos fritos. Nadie
deja de ser inglés por comer con palitos este tipo de delicias por el simple
hecho de que ya forman parte de la vida cotidiana.
China Town, aunque del mismo tamaño que nuestro barrio chino en Belgrano, es peatonal y tiene todo su recorrido un 100% de ocupación de negocios chinos. La decoración en la calle, tanto de los negocios como de la vía pública es muy llamativa y, las veces que estuve ahí, lo noté mucho más limpio y ordenado que nuestro porteño amigo.
Para no ser menos, los chinos ofrecen una cerveza proveniente del país comunista para ganarse el corazón de los ingleses (y
turistas) a través de la bebida, porque con la comida ya no tienen rivales
dignos más que los indios con sus curries. Entre las cervezas que probé está la Tsingtao,
una birra
hecha en base a arroz, ligera, suave e ideal para bajar el calor del
verano. Es cierto que nada tiene que ver con las de estilo India Pale
Ale tan famosas, pero con tal de venderte son capaces de hacerte un
remake de los Sex Pistols usando un Wok de platillo para la batería.
Por más recóndito y perdido que esté el
país, siempre vas a encontrar un barrio chino, supermercados chinos y deliverys
chinos. En algunas ciudades pasan más desapercibidos pero en otras
tienen un barrio, muy bien delimitado. De estos barrios chinos hay sólo un par
que aparecen entre los must del recorrido turístico.
Si viajás a París, nadie te dice que vayas al barrio chino.
Si viajás a Londres o New York, conocer China Town es parte de la listita que
llevás anotada.
Pero… ¿Por qué?
La cultura china se adaptó perfecto al soho londinense. Y, a
los ingleses, que mucho no se esfuerzan en comer variado, les vino como púa
a guitarrista de Liam Gallagher que los chinos tomen la iniciativa de instalarse en mercados y en
el centro de la ciudad para ofrecer una gastronomía distinta al Fish-&-Chips
o a la hamburguesa con papas fritas.
Estés en el Candem Market, la City o el Soho, seguro te vas a cruzar puestos de comida al paso que te entregan la cajita rectangular de
aluminio con el pollo con almendras, el chaw fan o los fideos fritos. Nadie
deja de ser inglés por comer con palitos este tipo de delicias por el simple
hecho de que ya forman parte de la vida cotidiana.
También se esfuerzan por ser queridos.
China Town, aunque del mismo tamaño que nuestro barrio chino en Belgrano, es peatonal y tiene todo su recorrido un 100% de ocupación de negocios chinos. La decoración en la calle, tanto de los negocios como de la vía pública es muy llamativa y, las veces que estuve ahí, lo noté mucho más limpio y ordenado que nuestro porteño amigo.
Para no ser menos, los chinos ofrecen una cerveza proveniente del país comunista para ganarse el corazón de los ingleses (y
turistas) a través de la bebida, porque con la comida ya no tienen rivales
dignos más que los indios con sus curries. Entre las cervezas que probé está la Tsingtao,
una birra
hecha en base a arroz, ligera, suave e ideal para bajar el calor del
verano. Es cierto que nada tiene que ver con las de estilo India Pale
Ale tan famosas, pero con tal de venderte son capaces de hacerte un
remake de los Sex Pistols usando un Wok de platillo para la batería.
Y si la gastronomía es
poca cosa para invadir un país, los chinos ya formaron bandas como The
Mirror (镜子乐队) con sus propios estilos BritRock o DISH con su Brit Pop, y Billow's Fairy Tale (波澜童话) haciendo temas de The Cure como Love Song.
Quizás de tanto comer con palitos tengamos buenos bateristas orientales.
El Guerrillero Culinario
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