Empezá tomando nota, se llama Borough Market y queda en Southwark
Street, bajada del Metro
(mundialmente conocido como Underground) London Bridge. Cuando llegás ahí te
das cuenta de que el puente no es más que un simple atractivo adjunto a este
mercado pituco.
Me podés nombrar al mercado de La Boquería, al Central de Santiago
de Chile, al mercado de peces de Venecia, y sigo quedándome con éste. Aún sabiendo
que es más chico.
Hay mercados grandes en los
cuales podés perderte durante horas y horas recorriéndolos. También tenés
mercados con muchos productos locos, especiales, casi desconocidos para la
mayor parte de los mortales nuevos sibaritas que te incitan a probar y conocer
nuevos sabores.
Y tenés este mercado que
tiene lo justo y necesario. Tiene Rock.
Más allá de que, a mi
entender, arrancarle la cabeza a pollitos no sea una de las prácticas más
atractivas, encontrarse con perdices, gallinas, faisanes, conejos y demás
animalitos de granja frescos le pone pimienta a la cocina de cualquier fanático
culinario.
Porque mientras esperás que esta gastronomía solamente se base en frituras dignas del fastfood más básico
del planeta, tenés la contra-cara sibarita donde aparecen todos los animales que
tanto les gusta criar y cazar, como aprendimos en los programas de Benny Hill.
Sí. Son fanáticos de la caza, por eso tienen al Pointer (hablo del perro y no del
auto), al Bretón y a muchos terriers histéricos y con esas energías contenidas
ideales para recuperar a las perdices que bajaron de un par de balazos.
Lo más importante de estos
animales muertos es como vienen presentados. Con piel, cabeza, patas, plumas o
bigotes. ¿El motivo? … La frescura.
Mientras que acá SENASA
impide que se vendan animales de esta forma, en los mercados ingleses (como en
la mayoría de los europeos) está permitida esta práctica comercial que nos
permite, en algunos casos, conocer características del animal en cuestión.
Vegetarianos, abstenerse.
El rock se completa con la
comida. Y la cerveza. Porque acá la metemos entre los alimentos.
No hay horario en el
mercado en el cual te encuentres con algún puesto vacío. Lo mejor es darse una
vuelta, ver todo lo que nos ofrecen para comer, elegir, y acercarse en la
medida que la cola no sea muy larga, aprovechando el resto del tiempo para
mirar los puestos aledaños.
Entre los puestos
disponibles vas a encontrarte desde grandes paelleras industriales de curries,
guisos y arroces, hasta los sándwiches de salmón, atún o simplemente carne.
Abundan los bagels y los panchos, y todo esto se lo puede rociar con cerveza.
Porque la cerveza es líquido básico de Gran Bretaña. A veces creo que los autos
funcionan a cerveza, los tanques de los edificios los cargan con cerveza y los
británicos lloran cerveza.
En los puestos
gastronómicos te van a servir la típica birra en vaso de plástico. Pero si
querés ir un poco más, hay un puesto de cervezas embotelladas que bien le puede
hacer la competencia a los negocios especializados belgas. La variedad de
cervezas de todos los países te incita a volver al mercado otro día, comerte
algo diferente y tomarte un par más de birras…
¿Acaso hay otro motivo para
visitar Londres que no sea comer y tomar con alma de Rock?
El Guerrillero Culinario
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