Nombre: La
Reforma
Tipo: Restaurante
Estilo: Bodegón, abundante.
Dirección: Brig. Gral. Juan Manuel de Rosas 898, Lomas del Mirador, Buenos Aires
Teléfono: 4699-3218
Evaluación
Cocina: Muy Buena
Tipo: Restaurante
Estilo: Bodegón, abundante.
Dirección: Brig. Gral. Juan Manuel de Rosas 898, Lomas del Mirador, Buenos Aires
Teléfono: 4699-3218
Evaluación
Cocina: Muy Buena
Ambientación: Buena
Atención: Muy Buena
Precio: Económico
Precio: Económico
Si bien podemos tomar en
cuenta a Lutero y Calvino como base del nombre de este restaurante, después de
haber disfrutado de los almuerzos acá, tengo derecho a dudar sobre el sentido
de llamar al centro de orgías gastronómicas de la zona oeste con un algo relacionado
a la iglesia.
Convengamos que leer un
relato mío sobre un bodegón es algo ya casi recurrente porque sigo respetando a
mi público lector amante del buen comer, la relación de precio/calidad alta, y
las ganas de engordar tragando letras, frases y por qué no la ilusión de sentir
el sabor sin siquiera haber abierto la boca…
Sin embargo, no cuento
tanto sobre bodegones alejados de la periferia porteña. Hoy le toca a Lomas del Mirador. ¡Qué nombre!
En cierta forma porque
difícilmente vayas a comer a Lomas del Mirador si vivís en Vicente Lopez, pero
sin lugar a dudas te irías a comer a Caballito (una ventaja a la hora de que el “franelita” no sepa qué tarifa cobrar por estacionar un caballo). La explicación: porque
es Capital Federal.
A menos de 10 minutos de
distancia de El Cedrón, este bodegón es una perlita sólo para los
privilegiados del barrio. Ahora, también está disponible para vos, malevo de Mataderos.
Siempre fui a comer al
medio día, los días de semana, momento en el cual el salón está constantemente
lleno de gente, con pocos mozos para la cantidad de comensales, pero con la
libertad del público de gritar, chiflar o mismo tirarles alguna rodaja de pan
para que se acerquen a atendernos. Mirá si vamos a andar con vueltas.
A la hora de pedir tenés
dos opciones. La que nunca hay que tomar: leer la carta y elegir de ahí, y la
que todos los oriundos del buen comer conocen: preguntarle a la moza o leer la
pizarra llena de garabatos.
Entre los garabatos vas
tener varios platos que salen como “Los platos del día”. Para los que piensan
que el plato del día es el plato que necesitan sacar porque les sobró
mercadería tengan en cuenta que, desde la cocina, si hay 10 platos del día y me
pedís uno que no está entre los platos del día, lo más probable es que tenga
muchas ganas de escupirte la comida que me complicó el despacho de los platos
de la mesa.
Dicho esto y sabiendo que
elegir un plato que no sale mucho es un riesgo, mejor preguntarle a la moza que
tal están los canelones y hacer un plug-&-play de salsas típicas (tuco,
crema, blanca, pesto, estofado, mixta, todas las anteriores, no sabe no contesta).
Cualquier alimento que
lleve la palabra “relleno” no hablará sólo de la composición sino también del
futuro estado de tu estómago. La cantidad de comida con la que te rellenan es
una falta de respeto al programa Cuestión de Peso.
Ni hablar de la parrilla.
El vacío nunca me llenó tanto. Las costillitas son tan ricas que aparecen en
los escritos bíblicos de cuando Adán se hizo el primer asado con una costilla y
apareció la mujer para armarle las ensaladas.
Cuando llega la cuenta la
sonrisa se dibuja y sabés que vas a buscar excusas para volver a comer acá,
porque si no te moriste con todo lo que tragaste, no te morís nunca más.
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