lunes, 4 de junio de 2012

El Camino Guerrillero del Vino (parte 1)




Mendoza es lo más.

De todas las provincias del país es la que reúne la mayor cantidad de ventajas a la hora de decidir adonde pasar mis vacaciones. No me gusta el mar, por ende tachale la doble a Buenos Aires, Chubut y Santa Cruz. No me gusta el calor, borrame a Misiones, Corrientes, Formosa, Chaco y Santiago del Estero. No me gusta la policía de Córdoba (¿?). Me queda Cuyo y el Noroeste. De esas elegí Mendoza.

No es sólo el vino. Si el vino fuese el motivador San Juan, Salta y La Rioja también le harían el aguante a la provincia de Mendoza. Es un poco más que eso.

Quizás, levantarme y ver las montañas; caminar por las calles del centro de la ciudad; hacer sapitos con piedras en el dique de Potrerillos; ir a todos los parques verdes que tienen en medio de ese desierto; o tan solo salir a comer en la gran oferta gastronómica (ya sea “La Arístides” o Chacras de Coria); quizás sean suficientes motivos para que me guste.

¿En qué influye el paisaje a la hora de comer o tomar? En todo.

Este Camino Guerrillero del Vino es, como todo lo que surge en este blog, una crónica sobre lo que viví, una experiencia personal que intenta mostrar un camino alternativo a la ruta del vino clásica. Esto mientas disfruté de mis 15 días de vacaciones en Mendoza.

Como dice Chambao: “no vale la pena andar por andar, es mejor caminar para ir creciendo”. No intento mostrarles un camino único. Este es mí camino. El camino que un cocinerito, bebedor de cerveza, vino y empleado administrativo vivió desde tus gustos personales. Si hay algo que tenemos en Argentina son miles de bodegas. Si hay algo que nos sobra en este país son excelentes vinos. Anímense a hacerse su camino sin el mapa.

La primera bodega que visité fue Decero. Abriendo un paréntesis, lo bueno de escribir en gastronomía es tener acceso (a veces) a charlar con dueños de bares, restaurantes, bodegas, en este caso directamente con quien hace el vino, Marcos, a quien le agradezco la charla porque, de todos, siempre podemos aprender algo nuevo.

De las bodegas nuevas que hay en Argentina, Decero se caracteriza por vinos de gama media a alta. Quizás esta forma de hacer vinos focalizando la atención en un público más reducido ayuda a que el producto salga bien, planeado con un objetivo firme desde el inicio.

Probé los Remolinos Vineyard, su línea base de vinos. Cada vino con su característica, el Syrah era fresco, cárnico, súper tomable. El Malbec mucho más ligero, aromático y suave. El Cabernet directamente increíble y el Petit Verdot (de una producción más chica) más maderoso, con esa sucrosidad dulce como se explica a la sensación dulce de los taninos en la boca, algo que yo desconocía.

Subiendo un poco de categoría aparece el blend Amano, vino que lleva ese nombre porque todo el producto se hace “a mano”. Un blend mayoritariamente de Malbec y Cabernet más un pequeño agregado de Petit Verdot y Tannat. Digamos que fue muy parecido a un caramelo Buttertoffie de chocolate, café y centro de menta. Entra, se queda un rato y te abandona de a poquito… Algo así como un enamoramiento no correspondido.

Después fui a comer al restaurante a razón de $200 por borracho (Marzo 2012, imaginate probar 4 vinos y volver a comer con 3 vinos ya te aleja de la definición de personas normales).

A simple vista $200 puede parecer caro, pero tomando en cuenta el maridaje con vinos de $90 (valor a público al público en vinoteca, no es el precio en restaurante), la calidad de la comida, el “agua free”, la atención y la excelente vista (y cuando hablo de excelente vista digo: una de las más hermosas que podés tener comiendo), no me pareció nada exorbitante. En realidad me parece una locura que una bananita dolca cueste $4/$5. Eso sí que no lo permito.

Bien pudiera contarles y ser específico acerca de qué comí en el restaurante, pero sería una picardía porque el menú varía siempre. Les puedo decir que fue el mejor lugar en el que comí en Mendoza, de todos mis viajes. Vale la pena la experiencia. Cuesta lo mismo que ¾ tanque de nafta.

La siguiente bodega que visité fue Cavas de Weinert. ¿La elección? Es una de las pocas bodegas que sigue usando los toneles de roble para darle características completamente diferentes a los vinos de lo que uno está acostumbrado a consumir en el nuevo mundo.

Indudablemente, un vino de Cavas de Weinert va a destacarse en una degustación o una cata, más a ciegas. Vinos que aman nuestros padres o abuelos. Vinos con historia. Te pueden gustar o no. Pero que los vinos son distintos, como este Merlot Gran Vino 1997, se nota desde que lo descorchás.

La tercera bodega a la que fui es mi caballito de batalla, mi estrella. La bodega que hace el vino que siempre elijo si quiero estar seguro de que voy a llevar algo que te pegue en la boca como no atajar un ladrillo en una obra en construcción. Bodega Alta Vista.

A la hora de elegir un vino uso dos factores. El primero es mi gusto personal, el segundo es el precio. La ecuación de Vino Perfecto es cuando me encanta y vale menos de lo que estoy dispuesto a pagar. Así voy haciendo mi listado de vinos preferidos, como el FIN Merlot, el Punto Final Cabernet Sauvignon, el Finca Notables, el Cavas de Weinert Blend, el Lamadrid Cabernet Franc, y el Alta Vista Terroir Selection.

Ya conocía la bodega hacía años (cuando en su momento vendían “Los Escasos” que si mal no recuerdo venían de etiqueta gris y naranja) pero esta vez quería ir a probar lo último que tení¡MENTIRA! ¡¡¡QUERÍA IR A TOMAR VINO!!! y de paso, sacar algunas fotos.

Probé 3 vinos. El primero, Alta Vista Premium Torrontés, un vino blanco interesante. En lo personal prefiero el Malbec de esa línea de vinos porque es MI malbec para las pastas del domingo.

El segundo fue mi preferido, mi estrella, mi amor etílico. El Terroir Selection Malbec 2008, un vino con la acidez que tanto me gusta. El hermano de una entraña vuelta y vuelta con papas al horno, primo del churrasco a la plancha con un tomate cortado al medio con orégano fresco… Un vino que hoy (mayo de 2012) está rondando los $115 y que vale cada centavo que pago. Hoy tomar dos pintas de cerveza por persona te costará, en el mejor de los casos, $80. Una botella de este y podés morir en paz.

El tercero fue el Single Vineyard Malbec 2007 (hay 3 variedades de tres terruños distintos). El vino es excelente, muy delicado y necesita un par de años como para brindarnos todo su esplendor. Tomando en cuenta el precio, sigo comprándome 2 botellas del Terroir sin pensarlo. Amor a primer sorbo.

En una de las cenas guerrilleras, como llamamos los locos que nos juntamos a comer en casa, Matías (el abogado del diablo) trajo un Hacienda del Plata. Después de haber probado semejante bestia de vino, quería ir a conocer la bodega.

Y no conocí la bodega. Conocí al bodeguero. Y el bodeguero no terminó siendo un bodeguero. Era un poeta. Poeta del vino. Un tipo que ama lo que hace, que sueña con lo que hace, que vive lo que hace. Un tipo que no hace vino, un tipo que crea momentos. Lo conocí como mejor lo podía conocer, como Pablo. Porque esos vinos llevan su nombre en cada aroma y cada sabor.

No probé ningún vino en la bodega. Estuve durante tres horas charlando con un hombre que describe a sus vinos con poemas que nacieron del momento que vivió en su infancia, en su niñez. Un tipo que hace un vino con el corazón difícilmente haga un vino que a mi no me guste.

Una vez escuché del sommelier (pero principalmente amigo) Emilianno Izquierdo: “No hay que olvidarse que detrás de un vino hay una persona que se mata por hacerlo”. Creo que no hay mucho más que decir que terminé comprándome un Syrah 2002 que tenían guardado y fue uno de los vinos más interesantes que probé en mi vida. Era tan Syrah que me sentía un Jokey arriba del caballo.





Y acá termina la primera parte, con cuatro bodegas, todas distintas… (continuará)




La vista desde el restaurante de la bodega Decero.

 Selección a mano de las uvas que no van a participar nunca de la fiesta en nuestro paladar


Bacco, el perro de Pablo (Hacienda del Plata) haciendo control de calidad en la maduración de las uvas.


El Guerrillero Culinario

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1 comentario:

WILLIE dijo...

¡Qué grande!!!! Otro fanático de las bodegas como yo!!!!!
Muy lindo artículo y particularmente por destacar a los que hacen el vino que nosotros disfrutamos!!!!
Un abrazo
WILLIE
williedalerojo@hotmail.com