miércoles, 13 de junio de 2012

El Camino Guerrillero del Vino (parte 2)


El viaje continuó y la siguiente bodega fue Gimenez Riili. Esta bodega la conocí el año pasado en el evento de degustación de Aldo’s. La verdad es que me cayó tan bien Federico, y me gustaron tanto los vinos que hace, que no podía dejar de lado esta joyita.

Aunque la bodega queda bien lejos (como yendo para el fin del mundo, pero doblando unas cuadras antes) el viaje se hace bastante ameno porque el recorrido es hermoso y, apenas llegás te encontrás con una de las vistas más increíbles que puede tener una bodega.

Sentados bajo un techito estilo gazebo, comiendo una picadita y unas empanadas, probamos unos vinitos interesantes bajo un momento íntimo, entre amigos. El torrontés, que como todo vino blanco viene perfecto para empezar a entonar las papilas gustativas es un vino súper bebible, ideal para cuando uno quiere acompañar unas ricas ensaladas en verano. Y por otro lado el Malbec 2010 que está genial, ideal para un asadito. Y ni te cuento con esa vista del Cordón Del Plata.

Después apareció un grande… El Gran Reserva Malbec 2008… Un vino que cuesta describirlo. Comienza cerrado y en cuanto uno lo deja en la copa empieza a dar toda una gama de frutas que sorprende. Sorprende la complejidad y lo redondo que es ese Malbec. Acá no hago caso al RPC (relación precio calidad) porque, en mi caso, es un vino que me fascina. Creo que es un excelente vino para tomar entre 4, sin acompañar ninguna comida. La boca limpia, buena música y ganas de disfrutarlo, despacito. Hay gustos que hay que dárselos.

Un rato más tarde nos fuimos a la sala de barricas y empezamos a probar a diestra y siniestra un par de Syrah y Malbec de los cuales no puedo dar detalles para que la competencia no decida dedicarse a hacer gaseosas. Un par de vinos que prometen desequilibrar el ecosistema de Mendoza.

La Experiencia Zorzal fue algo único. Y no sólo hablo de los vinos ni hablo de la bodega en sí. Porque vinos hace cualquiera, pero escuchar samba en la sala de barricas porque Juampy (Juan Pablo Michelini) considera que los vinos tienen que sentirse acompañados y con energía es algo que va más allá de todo lo que podías imaginarte.

La bodega es bastante nueva y los enólogos y productores están realmente locos. Eso le da un toque tan especial a los vinos que se siente desde el primero al último. Porque rara vez un genio no estuvo loco. ¿Y quién no quiere a un loco lindo?

 
Estos personajes le hacían falta al mundo del vino. Descontracturados, con la misma pinta de hippie que malabarea en un semáforo, los ves invertir una gran cantidad de dinero en tecnología para la creación de vinos distintos. Los ves invertir tiempo, y mucho, para elaborar, pensar, re-elaborar y estudiar los vinos una y otra vez. Los ves hacer magia con las uvas. Porque el resultado es excelente.

Una tarde llena de anécdotas que tengo que agradecerle a Emilianno Izquierdo, también conocido en el gremio como GrandCuveeE (por su arroba tuitero). Este fundamentalista del vino y cualquier bebida que pueda describirse con todos los sentidos le está haciendo muy bien al sector. Porque la forma visceral de hablar, escribir y probar el vino logra acercar a este hermoso producto mucho más a lo que realmente es: Placer.

Gracias a que Emilianno estaba en Casarena y podía hacerme un tour personalizado por la bodega me acerqué hasta esta bodega que tuvo una reestructuración muy importante en el último tiempo con vinos que cambiaron mucho gracias a la mano de Gastón Tello.

Empezamos desde los tanques donde estaba empezando a fermentar el vino y fuimos probando todos los vinos en diferentes etapas de fermentación. Al principio parece un licuado de uva brasilero, después empieza a estar más picantito (debido al alcohol) pero sigue ese mosto bien dulce y casi empalagoso.

En la medida que el vino ya fermentó cambia de una forma inimaginable. Después de ser vino todavía tiene demasiada energía como para ir a parar a la boca. ¿La sensación? Parecida a tomar leche de vaca directa del tambo. Potencia, por más suave que sea el vino, tiene MUCHA potencia.

Después pasamos a las barricas a probar los vinos que estaban evolucionando y eso ya fue otra cuestión. Varios de los Ramanegra Reserva que se probaron en el Encuentro de Vinos de Autor que todavía no salieron al mercado pasaron por mi boca. Si prueban los actuales y les gustan, lo que se viene es el boom de la bodega.

Por último, y por contacto previo con uno de los agrónomos, fui a Trapiche. Una cosa es la bodega que uno conoce y otra es la que recibe los camiones y camiones de uvas. Obviamente que las visitas se hacen en la más linda y estéticamente preparada para el turismo. La otra es una fábrica gigante con cientos de empleados.


La bodega es hermosa y los vinos, aunque de fabricación industrial como toda bodega gigante, en una cata a ciegas siempre terminan siendo un golazo. Probé el Fond de Cave Reserva Bonarda, de la misma categoría que el Malbec que salió elegido entre los mejores de la cata a ciegas del Desafío Federal 2011. Excelente vino. Un vino que bien puede seguir firme allá arriba entre los vinos de menos de 100 pesos.

También probé el Gran Medalla Chardonnay, un excelente blanco pero con un precio que yo, en lo personal, no estoy dispuesto a pagar. Quizás más adelante perfeccione mi paladar como para aceptar que puede costar $230, pero estoy del lado de los que pagan eso por un tinto pero no por un blanco. Gusto personal, sólo eso.

Uno que me gustó más fue el Gran Medalla Malbec, pero después de haber descubierto en cata a ciegas en este último Desafío Federal al Iscay, un blend que la rompe, difícilmente piense en otro que no sea ese vino cada vez que me nombren la bodega.



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Algunas fotos tomadas en Zorzal











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