Melão - Gastronomía concentrada

Nombre: Melão

Tipo: Restaurante

Estilo: Centroamérica, Asia, India, etc.

Dirección: Castillo 52, Capital Federal

Teléfono: 4854-5920

Evaluación

Cocina: Excelente

Ambientación: Vaya envuelto en papel Film anti-adherente.

Atención: Muy Buena

Precio: Moderado

En primera instancia te recomiendo que vayas a comer acá envuelto en una bolsa o te pongas ropa que pienses tirar en el lavarropas esa misma noche. El restaurante, más parecido a un pasillo con seis mesas, es tan chico que casi la mitad del salón es la cocina. Y esa cocina está a la vista de todos.

Bueno, todos, como si 20 personas fuésemos "todos". Sí. Acá comen pocos, es casi como el living de tu casa, con la diferencia de que no tenés que lavar los platos al otro día.

¿CÓMO QUE LOS PLATOS SE LAVAN DESPUÉS DE COMER? ¡SERÁ POSIBLE, CHE!

Entonces, si no te molesta el olor que te va a quedar en la ropa, ésta es una opción más que aceptable a la hora de ir a comer algo distinto. 

Por un lado, ya lo dije varias veces, soy amante de los lugares que están cerca de los polos gastronómicos pero alejados de los malandras que privatizan el espacio público a razón de unos pesos para cuidarte el auto de ellos mismos. Melão está en Villa Crespo y si no es en la puerta podés dejar el auto a la vuelta sin la necesidad de pagarle nada a nadie. También podés tomarte la línea B y bajarte en Ángel Gallardo o una gran variedad de colectivos. Buscá en el Mapa de Buenos Aires y organizate la idea y la vuelta.

Una de las cosas que me gusta de Melão es que está a una distancia cómoda para bajar la comida caminando hasta The Shanghai Dragon, así te tomás una cervecita tirada en un bar con buena onda.

La comida de Melão, aunque consta de diferentes estilos muy distantes (desde Centroamérica hasta el sudeste asiático, pasando por la india) suele mostrar una marcada tendencia de la cocinera (y los ayudantes, o cocineros, desconozco el título de cada uno). 

Probé varias cosas y la verdad es que me gustaron. Al principio te traen una fuente metálica que simula ser una paellera individual y la primera impresión es no poder terminar tanto alimento, pero son bastante livianitos los platos. No estoy diciendo que sean light, pero sí son bastante fáciles de comer. 

El primer consejo es dejarse guiar por el mozo, cocinero, ayundante y cuanta tarea pueda cumplir, porque te va a guiar según el picante, qué tan especiado es o lo fácil o raro para comer. Se nota una gran adaptación al paladar argentino, algo que no me molesta, ya que los platos indios, tailandeses o coreanos clásicos, para nosotros, las maricas porteñas del paladar, son un tanto agresivos.

La relación precio calidad es muy buena, incluida la moderna panera de nachos con queso crema y criolla que te entretienen muy bien mientras te vas adentrando en el plato que vas a comer en esa neblina de aromas que te envuelven para llevar, en el pullover o la campera.

 

El Guerrillero Culinario